miércoles

TARZANA CON AMIGDALITIS

P. es una mujer inteligente. Actúa, como lo hacía Montaigne al escribir, de buena fe. Está colmada de dolores: viejos y jóvenes, redondos, con aristas, incluso, azules y salados.

Año tras año, P. ha perfeccionado el arte de jugar a las escondidas con ellos. Discretamente, descalza digamos, los sorprende por la espalda y los amordaza hasta, como se dice comunmente, dejarlos fríos. Sin embargo, como "también los enanos empezaron desde pequeños", no falta algún miedo pueril, minúsculo, que se escapa del aislamiento y nace a través del útero de su ojo izquierdo gritando: un, dos, tres por mí y por todos los miedos que yacen en el cementerio polar que es P.

Hay algunas y algunos que tienen una visión reduccionista de P. Evitan, hasta donde es posible, vivir la riesgosa, lenta y complicada aventura que implica el conocerla. Y ella lo acepta. Y se hace pequeña, más pequeña, insignificante para que nadie se atreva a soltarle, sino a sus perros del deseo, cuando menos un piropo. En ocasiones, casi contra su voluntad, se le acomodan las cosas y ella hace todo lo posible por no ganar. No sabe ganar.

P. tiene un rostro hermoso, con unas cejas que alimentan mi fetiche. Conforme pasa el tiempo y más la (des)conozco, no puedo sino recordar a Bryce Echenique al saber que la Tarzana que es P. también tiene amigdalitis.
julio 2006

1 comentario:

Titotitocapotito dijo...

Uff, me acuerdo de este texto!!! tengo que encontrarlo.